La industria 4.0 cambia nuestra forma de trabajar
En 2013, cuando el Internet de las cosas todavía estaba empezando, un estudio de Oxford proclamó que el 47% de los trabajos en Estados Unidos podrían ser reemplazados por algoritmos.
Aunque nadie sabe cuál será el futuro del empleo en una década, gracias a la Industria 4.0 la productividad seguramente avanzará a pasos agigantados.
Por eso, hay motivos suficientes para comenzar a prepararse ahora para el trabajo del futuro.
Muchas personas tienen miedo de quedarse sin trabajo, e intentan preservar el status quo, en lugar de adaptarse. Un ejemplo de ello son los taxistas, que convocan huelgas para presionar al gobierno para que prohiba los vehículos autónomos, y más ejemplos como este los veremos en un futuro cercano.
Rechazar las nuevas tecnologías en los puestos de trabajo no es algo nuevo. La historia se puede remontar a los luditas: trabajadores textiles ingleses que protestaban por el uso de la tecnología en el siglo XIX. Algunos de estos manifestantes entraron en las fábricas y destruyeron parte de las máquinas textiles. En el mejor de los casos, eso solo ralentizó las cosas.
Aunque esta evolución afectó negativamente a algunos trabajadores, la Revolución Industrial y la Era de las Máquinas mejoraron enormemente la productividad. La desmotadora de algodón era 50 veces más eficiente eliminando las semillas de algodón que los humanos. Y esa tecnología sentó las bases para la producción en serie del automóvil de Ford décadas más tarde.
Preparados para la próxima revolución
Nos encontramos en la primera etapa de la nueva Revolución Industrial, o Industria 4.0. Los sistemas ciberfísicos son la columna vertebral de la cuarta revolución industrial. Y tecnologías como los sensores conectados, la nube y el software virtual, ofrecen un gran potencial para transformar todo, desde la fábrica hasta la logística.
La Industria 4.0 no solo mejorará la forma en que funciona la fabricación en su conjunto, también destruirá las barreras entre los diferentes departamentos, haciendo que todo el personal esté más conectado.
También acelera la personalización de los pedidos, reduciendo el estrés del trabajador individual y cumpliendo las expectativas del cliente. Lo más importante es que permite a los trabajadores concentrarse en tareas importantes, dejando el trabajo tedioso a las máquinas.
Dado el potencial de tales tecnologías, es fácil ver cómo los trabajadores de las fábricas deben haberse sentido en el principio de la primera Revolución Industrial: amenazados.
El miedo ahora es el mismo que entonces, los humanos son prescindibles. La automatización podría reemplazar al 5 por ciento de los trabajadores en todo el mundo. El cambio, sin embargo, podría ser gradual, tardando décadas en suceder, en lugar de pasar de la noche a la mañana.
Y si no nos volvimos prescindibles la primera vez, dudosamente nos volveremos obsoletos esta vez.
Aunque las máquinas son cada vez más inteligentes, todavía no son tan inteligentes como nosotros. La inteligencia artificial industrial de hoy, opera en un nivel bajo, lo que da la apariencia de inteligencia humana exhibida por las máquinas, pero diseñada por humanos.
Mismas habilidades, diferente medio
A medida que el Internet de las cosas se arraigue, surgirán nuevas oportunidades. El trabajador que monta un motor, luego puede hacer lo mismo en un espacio de realidad aumentada o virtual. El empleado que coloca cajas de almacenamiento en pilas, utilizará un joystick para apuntar la carretilla elevadora.
Los perfiles de trabajo actuales no desaparecerán, sino que necesitarán actualizarse. Por ejemplo, la tecnología de realidad aumentada significa que tendremos una capa de tecnología informática sobre nuestro entorno de trabajo actual, por lo que la atención podría centrarse en integrar la interfaz en el trabajo, en lugar de comenzar de cero.
Idealmente, la Industria 4.0 permitirá a los trabajadores humanos lograr más en sus trabajos, eliminando tareas repetitivas y proporcionándoles mejores herramientas robóticas.
En teoría, esto nos permitiría centrarnos más en el desarrollo comercial, la creatividad y la ciencia, lo que sería mucho más difícil para cualquier robot. La tecnología que ha hecho prescindibles a los humanos en el pasado, nos ha obligado a adaptarnos.
En otras palabras, Industria 4.0 no va a destruir las eras anteriores, sino que adapta esas herramientas, infraestructura y habilidades previas para aprovechar al máximo el Internet de las cosas.
La pregunta no debería ser qué se perderá cuando entremos en Industria 4.0, sino cómo podemos mejorar lo que ya tenemos, tanto en las habilidades del personal, como en los procesos de fabricación, para aprovechar al máximo nuestro mundo recién conectado.